lunes, mayo 24, 2004

DOSSIER LUCILA VILLA POEMAS





C A M A

Nuestra cama naufraga
vira nerviosa de derecha a izquierda
entre silencios pródigos
silencios austeros la balancean

Se ayunta al mar
para no perderse
para que quede registro de su existencia
Pero el mar
se burla de su causa inútil
de su esperanza hueca
de las efímeras cicatrices que sus pasos dejan
de la necedad nuestra por permanecer
como la fecha cautiva, rehén entre paréntesis
que alguien leerá
que moverá de página por la mañana
para encontrarnos extenuados
como jirones de camisas olvidadas en la playa
y el mar oxigena en su vaivén
en su perpetuo afán.

para decirnos entre murmullos
que es posible aun tener la vida
porque antes
antes que el día recupere su rostro
el estrépito sus calles
un resuello nos delata:
seguimos a ambos lados
como a esta cama su inmovilidad
Vocación que le hemos endilgado
la de sostenernos después del naufragio •









E L Ú L T I M O D Í A D E T S V I E T Á I E V A

Un serbal atisba tu ventana
De nuevo sola,
Solo tú y los ecos de la visita del día anterior
No lo sabes pero en la ranura rota de aquel viejo sillón
se esconde el olvido de una cartera
un libro sin pastas y hojas amarillentas
la presencia olvidada de esos objetos
hacen más insoportable tu soledad.

Te sientas ante tu mesa,
frente a los jirones secos de una gota de miel
un círculo ciñe tu universo
donde cabe perfecta la taza de té
y átomos desperdigados
de lo que antes fuera una pieza de pan
Tachas algunos pendientes en tu libreta
A escasos metros
la ráfaga de una metralleta
es el bajo cifrado de la última canción
que no saldrá de tus oídos.

Ante tu mesa sucia
te sientes sucia
ante una lámpara
estiras las piernas

con el hábito de la derrota
inagotable
en el lápiz
en las entrañas te vuelves más lenta
“¿A dónde me conducía este oficio
hacia luz
hacia la nada displicente o a Rimbaud?”

Apagas las luces
Sientes las aristas de la soga en tu cuello
Estupefacta,
reconoces en medio de aquella oscuridad
que ya estabas muerta •









***
No puedo sustraerme de esta gravedad
De esta torpeza y línea recta
Gota mortal en los pétalos de una flor
Dedo frío en la espalda de un obrero

A dónde apunto va
En donde tiento miente
¿A dónde irás sedentario itinerante
Surtidor de quejas
Borracho traspiés preso en mis costillas
que por las noches amenazas
con abjurar del andamiaje? •










V I S I T A

En esta familia se siente bien
No hay diccionarios ni ficticias bibliotecas
solo una modesta enciclopedia en una gaveta
ni cuadros de Chagall, Hopper o Picasso
a lo sumo
una copia del Parlamento de Londres de venta en papelerías
En esta familia se siente bien
Los vasos despostillados
tienden un puente de ásperas caricias sobre los labios
Las tazas huérfanas de asas
nones lisiados
proclaman bastiones de individualidad en la alacena
Las toallas se secan en los respaldos
mientras el plástico de las sillas
acomete plasma efímeros mapas
anunciaciones debajo de las piernas
Hay jarras de plástico
tallos ensortijados
y dos gatos coronan el pedestal de la videocasetera
como dioses antiguos
custodian la espiritualidad de sus amos

En esta casa se siente bien
y como no habría de estarlo
si ellos dieron a mí
y por eso estoy agradecida •








I T I N E R A R I O D E L S U E Ñ O


I

Espíritus susurran ostensibles a la luz de la lámpara
a deshoras un hombre cuadra balances y estados de cuenta
cansado toma un lápiz
de sus manos brota un rostro un nombre una idea
Sus párpados se cierran
de otra parte del cuerpo emana una voz
que osa desentrañar la madeja de su alma

Una lectura interior va dictando las disonancias
los requiebros la abstinencia necesaria
entre lápiz y pensamiento

El hombre aguarda desconfía
teme a la ubicuidad
lugar extraño sensación inédita
a donde el poema lo lleve
Respira
Transpira hasta la ignominia
Hasta percibir los excesos
En que sus palabras solas han ido trocando
Un drama que le resulta inusual, desconocido.





II

Extraviado entre las nebulosas del sueño
Rendido a la seducción del juego
El poema subvierte el ejercicio en perversión
Es otro el verdugo
Son otras las víctimas ahora

El hombre se sujeta confiado
A las intenciones del poema
Se deja conducir
Traspasar el umbral
Le disuade un temor momentáneo
(Un borde saliente del quicio de la puerta)
Y lo que verá
No serán los objetos que abandonó la memoria en el traspatio
El hecho de saber que nada sobrevive ahí
Solo la infinita producción de palabras le aterra
Retrocede
Pero su piel ya empantanada
Le abisma
Y sus manoteos son una obcecada
Repulsión
Ante lo nunca visto
Lo antes nunca pronunciado





III

A la deriva del sueño
a la voz y la revelación que lo condenan
perdido en el éxtasis
y las infinitas variantes que las palabras ofrecen
su agonía transcurre
mientras transcurre el sueño
sueño maldito condenándole
a descifrar lo indescifrable
sueño que le hará maldecir su camino
proferir tal cantidad de anatemas
insultos que avergonzarían a las piedras

Quizá regresa
Porque un charco de baba
Es la prueba irrefutable de los mares que ha remontado
Una sensación mojada en el brazo
Le despierta:

“Necesito un gesto, una mirada de asentamiento
una muestra de aprobación
quien hijo de puta me diga
a dónde se fue el poema” •










R E S U R R E C T O S

Y despertamos
en la misma cama
en la orilla vacilante abandonados por el sueño

Acorralados
la madrugada agazapada
fue cercando nuestro sueño,
a pesar de haber intentado sobrevivir más lejos,
nos filtró la luz
por una errata
por una cuarteadura no prevista
en la maquinaria del sueño,
mientras las reservas de sopor iban disminuyendo.

Volvimos sin ser consultados
sin la añoranza del sueño
sin el recuerdo de lo que éramos
recuerdo inconcluso deambulas por aquí
de forma inteligente
o estúpida reminiscencia.
Volvimos como carroña de los días
Ciudad polvo y esquina
Ciudad techo gotera de migrantes.

Entre estas mismas sábanas
quizá no despertemos
quizá moldeemos el perfil de una mentira.

Como hijos del azar y la clandestinidad
como partículas de la boca de Dios
que nadie previno
de las ansias inquebrantables por encontrar una caricia
la respiración en el beso
Nadie nos advirtió
que las flores nocturnas
atenuarían el olor de la infidelidad
del miedo filtrado como filigrana por las rendijas de la casa
alguien ¿lo recuerdas? lo cifró en tus labios
detrás de la tonadilla de nuestra canción
alguien quizá lo dijo
pero yo no lo recuerdo

Y sin embargo, hay en estos objetos que nos instigan
amuletos expectantes a la sudoración de la huella
nimia conjetura al acecho de la divagación
un venero de esperanza en el color de la decoración
un ansia insatisfecha por recomenzar
Y tú te peinas
Y tú te enganchas
Y tú cabello lima la conjetura de mis torpes deseos

Epicentro de esta casa
custodia nuestra puerta bajo el signo de Changó

Habitante de nuestra cabecera
blande con tus manos un sable
cuida que no despertemos de nuevo
en otro suelo en otra tierra •










E M P E L L Ö N

Nos deshicimos pronto de los poemas
los consabidos poemas que tantas tardes
memorizaste frente a la pila de trastes
ensayaste en el espejo
como un tímido ruego
como un deseo zigzagueante entre los labios
un lápiz malabarista entre los dedos

Se despeñaron por una de las pocas orillas
por las que no late la cama
Adaptados a la memoria del día
encabalgados a la montura de la garganta
desmontarlos
asfixiarlos había que

De poco te sirvió haber amanecido entre ellos
de poco le sirvieron al cuerpo
cuando sobrevino el ataque
de poco, cuando supuró la herida •
19 abril 04










***
Yo solía contar las aristas
de aquel erizo de mar que se asoma por la vitrina
del 15 al 30 premeditaba el traspié y reanudaba el conteo

y también probaba tus huellas desperdigadas
en vasos, volante o pasamanos
de tanto en tanto
silbaba una tonadilla conocida
agitando a un llavero

El ciclo era inminente como por enero-abril
fraguaba un itinerario
de escalas-digresiones-horarios
incluidos accesos de tos e ira

Yo solía cuidar un recuerdo
como quien cuida a un enfermo
un par de pies como rompeolas
jugando al frío de no sentir
y embestir el mar

Yo solía recordar consultando un diccionario
tocando un llavero, mordiendo por la esquina una postal
acudiendo a la recurrencia del sueño
para reinventar eso pues... en lo que todos pensamos
como parte de nuestro archivo personal

Para poderte responsabilizar
Para que el tedio no me empañara entre enero-abril •
19 abril 04







***
¿Valía la pena
abandonar la cama a tan temprana hora
sumisos a la voluntad del despertador
recobrar el aliento del sueño
cuando la cama es más noble
que en enero, febrero
Instigar al alma con respiraciones
para que de nueva cuenta habite este cuerpo?

Hubiera conservado un objeto
quizá el control fascinante de mi propio vuelo
¿y si me hubiese precipitado
en la orilla secular de aquel despeñadero
Y descorrido el sueño colectivo que nos labró Dios
la venda tatuada en la memoria del sueño?

¿Vale la pena esta luz
desbaratándome la cara? •










A I R E S D E L I T E R A T U R A

Acompasada
la respiración lenta
transita
piel de naranja de un micrófono
Ya dentro, por las aduanas
encuentra los bronquios
a la izquierda, y no a la derecha
topa con los cánones de la literatura.

Anda y desanda canonjías
Ata y desata nudos de humo
No es huésped permanente de quien lee
Y no se quiere no se detiene no se está quieta
Y sin embargo posee el fuero interno de la omnipresencia

Aire al fin
en la boca de otro espera
anhela la simbiosis
transmutar el bióxido de carbono
ser gota de saliva
entre los poros del micrófono •










***
Anteanoche se libraron batallas
Dentro de mi cuerpo

Mis carnes en desbandada
Sucumbieron al filo de navajas,
Hachas, cuchillos
Bayonetas y toda clase de artillería

Hoy en la noche
Aun adolecía de las inscripciones
La maldición en mis paredes de los vencedores
Y blandía el orgullo
De su bandera izada en el centro del campo de batalla

En medio de desastre rojo
De los restos de cuerpos flotantes
En lo profundo de un pequeño río,
Se gestaban los planos de una nueva rebelión
(se gestaban las incursiones de una nueva subversión) •
12/feb/03












P O E T A

Esos tres no lograran tapar por mucho tu frente
si acaso disimular el largo trecho abovedado
de tenues insignias
de nubarrones cafés que tatuó tu historia

Con esos tres no llegaras muy lejos
Atril de tu memoria
Tripié de tu sonrisa
Bisoñé momentáneo de patas de gallo
Manco compás obligado a sostener tu vanidad
Obligado a apaciguar tu pensamiento
Tal vez a modelar un poco tu postura
Tu mejor ángulo

El azar y la domesticidad
Te han dispuesto para mí como vigía atrapa sueños
Luces bien ahí para tus 40 años

Pero... de cerca parece perturbada tu razón
¿es un surco, una autopista, una trinchera?
¿Qué te pasa poeta, acaso te importuna la comodidad,
la cercanía de una revista y una crema que vende utopías a la imperfección? •
19 abril 04




Lucila Villa. Nació en Tijuana, BC, el 3 de enero de 1973. Es poeta y ensayista. Licenciada en lengua y literatura hispanoamericanas por la UABC. Trabajó como promotora de lecturas juveniles e infantiles en el Centro Cultural Tijuana (CECUT). Actualmente es profesora de literatura y gramática, y colaboradora del suplemento Identidad del periódico El Mexicano.